Por Juan Manuel Frangoulis

“Sobre llovido…sequía” ha de ser el refrán que conozcan nuestras hijas e hijos, gracias a lo que nuestra voracidad de consumo y la aceptación -pasiva o no, manipulada o no-, que, de este sistema económico, político, social y antropológico, hicimos. Ojo, no es la misma responsabilidad para todas y todos, pero todos y todas si somos responsables.
No quiero ahondar en este momento en el ecocidio y la necesidad de la agenda ambiental como parte necesaria para la concreción de la justicia social; lo que quiero es referir, dada la gravedad inmediata y mediata de la situación imperante a la deliberada no contemplación de quienes tienen (o quieren tener) en sus manos la representación, más o menos, democrática de la sociedad.
Desde la peor sequía del siglo, hasta el aumento desmedido de los alimentos -sobre todo frescos- en la mesa de los y las argentinas; el cambio climático se hace sentir. Pues, no es menos ciertos que existan especuladores y voraces Shylocks que digiten los precios, que están ganando más que nunca y todo lo que sabemos; pero, “sobre llovido…sequía”, estamos en camino a perder cerca de u$s 20.000 millones de dólares en concepto de exportaciones por el bajo rendimiento de nuestras -primarizadas- exportaciones de cabeceras (que no se compensan con un aumento de los precios de los commodities, sino con la cosecha del carioca país vecino).
Contextualicemos esto en el marco de un endeudamiento con organismos públicos y privados que, en general, y como es el caso del F.M.I. (Fondo Monetario Internacional) no tienen comparación histórica en nuestro pasado y en el de la humanidad con ese organismo; el que, por otro lado, advirtió, luego de aprobar las metas del ultimo tirón del año pasado, que la Argentina debería avanzar en cumplir su compromiso de reducir los subsidios a las tarifas, se mostro sorprendido por la sanción de la moratoria jubilatoria (luego de dos tercios de año de discusión parlamentaria) y advirtió sobre las políticas cambiarias diferenciales (léase no más incentivos a la liquidación de exportaciones). Podríamos sumar inflación, aumento de las tasas de referencias financiaras, paupérrimas reservas liquidas del Estado Nacional, caída en más de un cuarto del poder adquisitivo de la clase trabajadora -vale señalar, que los precios de la economía cotidiana ya no encuentran correlato con los ingresos de los y las trabajadoras- y, de esta manera, hasta llegar a las actitudes de un grupúsculo de pusilánimes opositores que atentando contra la Patria, anuncian caos y default, mientras sostienen micro corridas cambiarias de ejercicio -cuasi- permanente.
Endeudamiento, Pandemia, Guerra y, ahora, Sequía; la trágica sucesión de desdichas inesperadas, no es lo que más me preocupa; lo que me alerta es la no respuesta.
La misma no respuesta que sentí cuando no se cumplió la profecia: “Si la tocan a Cristina…”.
Respuesta, además, que espero del Peronismo, porque es el único movimiento nacional, popular y democrático del País que brego siempre por la felicidad de los humildes, los sin nombre de la historia oficial. La oposición ni siquiera supo construir una identidad democrática, pues su identidad es prestada, siendo de imposible confesión sus reales intereses, no son más que el no-peronismo, siendo esto a su vez -recordemos que el peronismo se define como nacional, popular y democrático- antinacional, anti pueblo y antidemocrático.
Es allí, donde quedo corto en programas operativos, propuestas y proyectos; modelos y equipos técnicos capaces de llevarlos acabo que sean capaces de traducir en acciones y políticas publicas el espíritu del peronismo.

Pasamos del fomento al acople como estrategia electoral, a la obscena e infraganti metamorfosis de los ajenos en propios, como el insecto kafkiano. No importan ya cuantas más colectores, sino es cuanto menos el oponente detente u ostente, mejor. Eso sí, solo es posible si no motorizan ideas o doctrinas, ya que de esa forma, unos u otros ya no adscriben a una idea, sino que van y vienen pululando al ritmo de la mezquindad.
Ojalá el próximo acto, no este lleno de turista de la política barrial, sino que sea la presentación de los equipos de gobierno, en nuestro caso, peronistas, que emergiendo y siendo parte del pueblo, interpelen y sean interpelados construyendo un lugar con todos y todas adentro.
En mi Patria, no sobra nadie.