Continuamos con el diálogo sobre la necesidad de una Actualización Doctrinaria, esta vez con el segundo
diálogo.
Los que tenemos responsabilidad política como militantes, los que están en la gestión de gobierno, y
aquellos que conducen alguna organización político-social-cultural-ongs, sabemos que nuestras
decisiones, propuestas y accionar pueden tener impacto en un número importante de personas.
Esto hace que permanentemente nos ronde por la cabeza la pregunta ¿Estará bien lo que proponemos?
¿Estará bien lo que estamos haciendo? ¿Cómo saberlo? ¿Cómo guiarnos para una aproximación a lo
correcto? ¿Habrá algún principio o criterio que nos sirva de ayuda? ¿Cómo nos aproximamos a lo justo
para no cometer errores?
Estas preguntas nos conducen directamente al tema de La Verdad.
Sabemos que no existe una verdad universal dada, sino interpretaciones de la realidad en función de
diferentes factores: intereses, origen, cultura, corrientes antropológicas, influencias informativas,
educación, religión, momento histórico, etc.
Como seres históricos que somos percibimos el mundo con una percepción que se constituye en la mente de cada uno. Por eso, como nos dice el biólogo Humberto Maturana, “lo realmente revolucionario y nuevo que modifica el andamiaje del conocimiento es que concibe al hombre no como un agente que descubre al mundo, sino que lo construye”.
En medio de esos factores que nos influyen y condicionan, cada cual elige una opción de cómo
interpretar la realidad, como vivirla, y/o transformarla. Cada uno toma una posición, acomoda sus
creencias y percepciones, y desde allí elabora una pretensión de verdad que le sirva para justificar sus
actos. Decimos “pretensión de verdad” porque además de todos los condicionantes a los que estamos
sometidos, somos una especie que debe considerarse imperfecta.
La pregunta que nos convoca a esta conversación, a lo largo de los vaivenes de la historia universal, fue
respondida por pensadores y filósofos que atribuyen el criterio de verdad a diferentes fuentes: Dios, los
Reyes, un Pueblo Dominador, un Místico, una Aparición, etc. Hoy, los grandes pensadores del Modo de
vida Moderno-Capitalista nos dicen que toda argumentación está fundada en el “paradigma de la
conciencia”, donde la que manda y define la verdad es la conciencia de cada individuo. Así “se afirma, a
priori, al Ego del argumentante como superior, y en contra de la subjetividad del interlocutor. A su vez el interlocutor afirma, a priori, su superioridad racional o racial aun antes de ingresar al diálogo”.
En tucumano básico diríamos que con “el paradigma de la conciencia” se produce un falso diálogo que es
en realidad la voluntad de mostrar quién la tiene más larga. Con estos criterios de verdad que nos ha
impuesto el Mundo Moderno no debería sorprendernos que tanto en nuestro país como en gran parte
del mundo se constituyan Reuniones, Comisiones, Mesas, Frentes, etc. y nunca pueden consolidarse
acuerdos porque cada uno se cree dueño de la verdad y quiere imponerla.
Pero siempre hay una luz y, en medio de tanta complejidad, creemos que hay algo muy importante que
nos sirve de guía para discernir lo correcto de lo incorrecto y poder contestarnos la pregunta de si habrá
alguna pretensión de verdad que pueda ser universal y aplicarse a diferentes sociedades,
independientemente de sus historias y particularidades. Veamos.¿Qué es lo que está en el principio de todas las cosas, incluso antes de la posibilidad de pensar, de elaborar
ideas o propuestas?
¿Qué es lo que está dentro y fuera de cada uno de nosotros?
¿Qué es lo que hace que estemos, que nos relacionemos y que busquemos reproducirnos y estar siempre
mejor?
¿Qué es lo que encontramos independientemente de nuestro Ego y de nuestra conciencia, incluso hasta
debajo de cualquier piedra?
ES LA VIDA. “La vida humana en comunidad es el modo de realidad del ser humano y, por ello, al mismo
tiempo, es el criterio de verdad práctica y teórica. La realidad objetiva no es algo dado
independientemente de la vida del hombre. La nota fundamental del ser humano es que somos la VIDA
PARA SOSTENER LA VIDA”ii.
Entonces la pregunta del millón cada vez que nos entra la duda sería ¿Lo que proponemos, lo que
sugerimos, lo que busca nuestro proyecto, protege y reproduce la vida? ¿O produce todo lo contrario?
Sabemos que pensar de esta forma es “dar una tumba cabeza” ante el criterio de verdad que se nos
impone actualmente, que es en realidad el criterio de la muerte, porque, aunque parezca terrible, qué
es sino la resolución de los conflictos por medio de las guerras, donde el que tiene armas más mortíferas
es el que tiene o impone la razón y la verdad: “el que más mata tiene la verdad, ya se trata de matar
humanos o matar la naturaleza”. Con solo repasar los conflictos y acuerdos recientes, y no tan recientes,
veremos que ese es el criterio de verdad que se usa.
Pensemos en la deuda con el FMI, donde todo se hizo sin respetar el parlamento argentino y la propia
norma del FMI. Todo el procedimiento y el uso del dinero fue ilegal, sin embargo, el Fondo aplica su
verdad, que es la verdad de EE UU, que domina al Fondo.
¿Y por qué EE UUU domina al fondo? Y simplemente porque tiene más portaaviones alrededor del
mundo. ¿Y que se cultiva en los portaaviones? No se cultiva nada, tienen máquinas de matar. Entonces
“la verdad” del Fondo se impone porque tienen muchas máquinas de matar. Se ve claramente que “el
criterio de verdad es la muerte”
Una verdadera Actualización Doctrinaria debe empezar POR RECONOCER A LA VIDA COMO UNICO
CRITERIO DE VERDAD, y todos los proyectos, los más grandes y los más pequeños, comenzarán a tener
otro sentido.
La seguimos en el próximo TERCER DIALOGO: POLITICA Y PODER
Hasta entonces
Juan Luis Serra