Portrait of an angry young woman cursing and symbols written on a blackboard - illustration concepts

Las malas palabras.

Resignificar alguna que otra palabra , es la actividad preferida de muchísimos compatriotas , empeñados en darles una vuelta cínica y descontextualizada a las mismas para su eterna conveniencia ,o coyuntural conveniencia,  y es así que muchos hacen carne de esto , de cambiarle su significado.

Sería injusto decir que la actitud de cambiar la connotación de la palabra es solo  de las personas que deciden postularse a algo, sino también es característico de una sociedad que camina al ritmo de su propio engaño conceptual, para tranquilizar sus cabezas de que lo ellos sostienen es la verdad.

Ahora sí, a lo que venimos, a indignarnos con lo que vemos, oímos y nos cuentan (todo junto muchas veces con sólo abrir una red social)  asombrarnos primero,   ante aquel personaje que un tiempo antes de una elección nos inunda la realidad virtual en la que navegamos, con fotos de él paseando por una calle que nadie identifica claramente, pero que puede ser cualquiera de Tucumán, sin pavimento  ,sin árboles, medio desolada, pero eso sí, la vecina con el mate y él,  o ella, sonriendo y abrazándola, aquí la palabra Empatía empieza a modificar su esencia , que se traduce para el candidato en  la inmediata necesidad de mostrarse amigable y cercano a ese vecino que jamás volverá a ver, y no respeta el verdadero significado de empatía, o no la conoce tal vez, y no sabe que la empatía, wow la voy a repetir muchas veces en mis escritos, es ponerse en la piel del otro, en el lugar desde dónde el otro sufre para comprenderlo,  empatizar con su vida desde la misma raíz , de saberse miembros del mismo mundo, el otro  con sus carencias, injusticias, pesares, falta de oportunidades, ausencias varias, de todo tipo, y el que viene a buscarlo, no para la foto de los mil likes, sino para emocionarse en ese encuentro y hacer un camino que vaya eliminando lo que al otro, a mi vecino, a mi compatriota lo oprime y lo desalienta.

La otra palabra que lleva múltiples significados según la utilicen es Dignidad, ah,! los crímenes a la vida democrática que se cometieron y se cometen en su nombre! Si le pedimos en estos días a los que son especialistas en hablar de ella, una foto de la misma, seguro nos dan alguna de las que se sacan , este es un posteo real visto en redes: foto de un aspirante a funcionario entregando un guardapolvos a un niño en un casa muy humilde, descalzo, con carita de asombro, porque así ven que buen tipo es, sin importarle los restantes días del mes si ese niño, sus hermanitos, comen o van a la escuela, ojo, no quiero decir que sea su responsabilidad , sino que la indignidad a la que somete a ese niño pobrísimo con esa foto, es lo que este personaje piensa que es llevarle Dignidad, otro posteo real visto hasta el hartazgo : entrega de sillas de ruedas a discapacitados en hogares dónde falta todo, menos la sonrisa del que la entrega en nombre de su buen corazón, o la foto que me da náuseas: la de la persona en cama, postrada, enferma crónica,  mostrando que se le facilitó una cama ortopédica o pañales, perdón, ya regreso, voy a vomitar.

Ya de regreso… y si empezamos a exigir que las palabras no cambien de significado? Y si empezamos a rechazar a los falsos trabajadores de la felicidad del pueblo, que sólo lucran con la esperanza de estar mejor de muchas personas que esperan por ello? A los que llegan en temporadas de elecciones como buitres mirando que pueden depredar, les espera el peor de los escenarios si decimos rechazarlos y ponerlos en evidencia: el del olvido sin posibilidad de contaminar la vida democrática , y de llenar cajas en bancos a costa de la urgencia de la gente.

Por último, son también necesarios estos personajes para que actuén cómo opuesto a todo aquel que sí trabaja por el bien común, pensando en una comunidad organizada , en felicidad y con todos dentro.

Mabel Trejo

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