Empieza, ahora sí, la carrera electoral.
Podemos decir, tanto a los ansiosos peronistas: a quienes ya les preocupa la no aparición de los “recursos”, como a los casi difuntos -hasta hace una semana- acopleros de Juntos X Cargo; que el cierre, forzado por el espanto del trabajo, del binomio opositor puso el reloj en la hora cero de la carrera electoral.
Los cambiemitas arrancar sin discurso, con muchos “pollitos en fuga” y con mucho reproche que, anticipadamente, busca culpables de la derrota anunciada.
Es que el slogan sobre el que el discurso opositor explicaba su propio amontonamiento se diluyo en la pelea por el cargo (o el cártel).
Si bien en la era de la post verdad todo, o casi todo, puede ser reinterpretado; va ser difícil explicar por que desde el 2.020, pues ya habían tironeos anteriores a la legislativa nacional 2.021, y más crudamente en estos últimos 5 meses; la discusión de cara al electorado no fue un proyecto de provincia alternativo de la provincia que construyó el oficialismo, en los últimos casi 25 años; sino lo que decía el pie del séxtuple o la pauta de las redes sociales, en dos categorías sobre todo: Gobernador e Intendente de la capital tucumana.
Por su parte, el ahora candidato a gobernador opositor Roberto Sánchez, hermano del escurridizo y no menos importante empresario agropecuario, logró cosechar el enojo entre los propios, quienes creen que se tensionó más tiempo del que lo hace un competidor con chances, y que lo hizo “sin trabajar en equipo”.
Raro reclamo del partido centenario acostumbrado a las internas permanentes.
Igualmente, se le indilga no reconocer lugares que algunos “históricos” entienden que se supieron conseguir, o unos fenecidos electoralmente iniciadores del grupo actual (sin Masso ni Massa). No falta el precandidato a legislador del Oeste que le reclame que no reconoce paternidad, mientras el se pensaba como el Raúl y el Coty, todo en uno, del armado tucumano, con el empujón único del Boina Blanca.
En tanto, en la casa de 9 de Julio y Lavalle los «ismos» que allí se multiplicaron, en clara consonancia con una masa política formada por la yuxtaposición de apetencias personales, daban por finalizada una etapa, en que la salida era la 25 (alquilada con opción a compra), poniendo en riesgo incluso el pago mensual de la planta de trabajadores; estuvo marcada en los últimos meses por la paranoia interna que desato el tener bajas todos los días. Una especia de pregunta de terapias intensivas: “¿Quién se fue hoy?”.
Por lo que, las “ayudas” mensuales comenzaron a demorarse y las altas y bajas fueron más frecuentes. El Tolosa Paz del armado político de las “ayudas sociales”.
Brilla para ellos la luz que no tiene fin, pensaran algunos; sin embargo, aún quedan por definirse las composiciones de los Concejos locales y, más importante, de la Casa única del espectador Pueblo Tucumano; pues será está la madre de las Batallas, para quienes creen que la suerte de los ejecutivos está echada. Es está la discusión opositora en este momento: “¿Unificar las listas de las secciones Este y Oeste y reducir la oferta en Capital modificará el “piso”?”, podrían, ejemplo del abusador e hijo de genocida mediante, ganar escaños, frente a un oficialismo que necesitará la mejor Legislatura posible, cuando no escribanía, en un potencial gobierno neopositor antipopular.
Quizás Tucumán funcione como una especie de Pacto de Olivos, pero saben oficialistas y opositores que la escribanía del edificio vidriado de la Muñecas se vuelve vital ante la incertidumbre que una inflación del ciento por ciento o la pesada herencia de una deuda para el Chozno General.
Por Juan Manuel Frangoulis