Ni siquiera un mes por delante y como quien enrolla el barrilete muchos candidatos -preferí no llamarlos dirigentes- de los más diversos espacios políticos, comienzan a desandar sus palabras de efectividades conducencias para esta elección.

Es que la calle presiona, y cuando la democracia está jaqueada y discutida, la participación cívica cedió paso a la trampa del dinero, que, ahora, nadie quiere poner y que “no les están dando”.

Bienaventurados de aquellos y aquellas que se animaron a hacer política, que están y estuvieron, porque de ellos serán estás elecciones de precios caros y poca plata.

Es que esa es la oportunidad histórica a un par de semanas del acto eleccionario.

Salgan y hagan política, no tengan miedo.

Ojalá que no les den un peso y tengan que estar los que siempre estuvieron.

Si acaso no es así, ojalá que, en una muestra de civismo atronador, el voto no acompañe a los que pusieron precio, a los que destruyen el trabajo de las compañeras y compañeros poniéndole precio al troquel de la voluntad; porque donde está el o la dirigente llega el estado, la mano amiga, la justicia social.

Para que no nos acordemos de la dirigencia, cuando los mercachifles de la democracia se hayan ido a sus countrys (o barrios privados de los que pueden menos), y llegué una nueva pandemia, amarilla o de otra índole.

Mientras les dejo una canción…

https://www.youtube.com/watch?v=tstCJt507aY

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *