El arroz, las hortalizas, la carne y el vino que ponemos todos los días en nuestra mesa tienen aportes tecnológicos del Instituto Argentino de Tecnología Industrial (INTA). Hoy no habría sopa deshidratada si no fuera por la tecnología del INTA, tampoco boniato, esa batata que empezamos a ver en las verdulerías y que se puede usar en comidas dulces o saladas. No habría exportaciones de ajo, cebolla y arroz a Brasil (donde el 80% de este último producto proviene de la Argentina) si no fuese por tecnología del INTA. El Malbec no hubiese existido si el INTA no hubiese conservado esas variedades de uva. El INTA tiene el banco de germoplasma (semillas) más grande de todo el hemisferio Sur en vid y olivos. Un desarrollo biotecnológico del INTA permitió lograr una variedad de algodón (de fibra más larga) que puede revolucionar la industria textil y permitirle al país competir con el egipcio. La avena que se usa en una línea de productos cosméticos es resultado de mejoras que introdujo el INTA para que esa planta tuviera menor cantidad de gluten. No habría yerba mate ni té en el Noreste, si no fuese por tecnología de INTA.
Boniato
Todo esto y más es lo que al parecer ignora el ministro “desregulador”, Federico Sturzenegger, que hace un par de días se preguntó con sorna “¿Para qué sirve el INTA?” y que promueve un decreto que podría ser letal para el organismo (y para otros descentralizados) basándose en falacias. Con la misma visión surgida de prejuicios sin evidencia, arremete contra el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, INTI, y contra VENG, empresa creada para comercializar servicios de lanzamiento de satélites, y soluciones de información satelital, que además de padecer el desfinanciamiento y la paralización de sus programas, acaban de soportar el despido de una veintena de profesionales altamente especializados.
Como proclamó más de una vez el presidente, su gobierno está decidido a corroer las estructuras del Estado desde adentro, no importa cómo funcionen o para qué sirvan. En el caso del INTA, lo hará a través de una modificación en la conformación del directorio que le permitirá al Poder Ejecutivo tomar el control del organismo y desnaturalizarlo por completo.
fuente el destape